2/1/10

TU ERES MI HIJO AMADO


La cita de hoy se encuentra en Lucas 3:21-22. Nos cuenta la historia de cómo Jesus fue bautizado por Juan el Bautista. La Biblia dice que Jesus acudió a Juan tal y como otros lo hacían, demostrando Su obediencia a Dios. El bautismo en agua no tiene ningún poder sobrenatural. No nos hace perfectos ni santos. Hay quienes creen que el bautismo les otorga un grado más profundo de sabiduría o espiritualidad, pero no es así.

El bautismo en agua es un mandamiento que Jesus nos dejó como ejemplo a seguir y que la iglesia ha aceptado y cumplido. El bautismo en agua es una representación de nuestra muerte al mundo (al ser sumergidos) y de nuestra resurrección a una nueva vida (al ser levantados del agua). Es el símbolo de un nuevo nacimiento a una vida separada para el servicio de Dios. El bautismo en agua no es para bebitos ya que para estar dispuestos a morir y resucitar a una nueva vida, tiene que haber una decisión personal. Los bebés no pueden tomar decisiones ya que son muy pequeños e ignoran su condición pecaminosa. Unicamente personas plenamente conscientes de su pecado y de su necesidad de salvación pueden obedecer lo que Dios ha mandado.

Si usted aun no se ha bautizado en agua, considere la grande necesidad que tiene de tomar un paso de obediencia en cuanto a algo que Jesus mismo, el Hijo de Dios sin pecado y sin mancha, cumplió. La Biblia dice que mientras Jesus era bautizado se oyó una voz del cielo que dijo, “Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo.” Quien quita y al obedecer, usted también escuche a Dios decirle las mismas palabras.

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